miércoles, 4 de abril de 2007

Calma



Sueño... del ser humano que intenta escapar de si mismo en un tren que no existe... Impulso que en determinado momento de nuestra vida algunos hemos advertido..., se nos escapa nuestro tren..., ese tren..existe?? me pregunto si realmente pasa por alguna estación... a veces creo que lo perdí... otras que aún no llegó...

Quizás deba sentarme a esperar..
Calma..

Dejé mi mochila... su peso condenaba mi ligereza..alguien me regaló unas alas... para volar en mi interior y adivinar la llegada de mi tren...delicadamente las coloqué sobre mi y un suave aroma me invadió... se acurrucó en mi la calma y la serenidad... sonrío... dulcemente..en paz conmigo misma...sin prisas... me siento y disfruto de la conciéncia de mi libertad para tomar un tren que me deporte a algún lugar...

Sigue ese batir de alas en mi interior... me produce un suave cosquilleo que reanima mi alma...se vuelve juguetona, alegre..desenfadada, ilusionada.. no consigo saber la llegada de mi tren... descubro todos los rincones que encuentro dentro de mi...ni rastro de su llegada.. las alas no cesan su vuelo...como un centenar de parpadeos internos..

No sé si hay trenes que pasarán... o que perdí...
Sólo conseguí saber que si alguno pasa... estaré dispuesta a subirme a él.

Me sentaré a esperar...

5 comentarios:

Enrique Rojas Guzmán dijo...

los trenes de cercanías pasan de largo entre tu vida y la mía,
Me gustan tus trenes.

Un saludo

sherpa dijo...

Comparto contigo una reflexión

"El Tren de la vida"

La vida no es más que un viaje por tren: repleto de embarques y desembarques, salpicado de accidentes, sorpresas agradables en algunos embarques, y profundas tristezas en otros.

Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con algunas personas las cuales creemos que siempre estarán con nosotros en este viaje: nuestros padres.

Lamentablemente la verdad es otra. Ellos se bajarán en alguna estación dejándonos huérfanos de su cariño, amistad y su compañía irreemplazable. No obstante, esto no impide a que se suban otras personas que nos serán muy especiales.

Llegan nuestros hermanos, nuestros amigos y nuestros maravillosos amores. De las personas que toman este tren, habrá los que lo hagan como un simple paseo, otros que encontrarán solamente tristeza en el viaje, y habrá otros que circulando por el tren, estarán siempre listos en ayudar a quien lo necesite.

Muchos al bajar, dejan una añoranza permanente; otros pasan tan desapercibidos que ni siquiera nos damos cuenta que desocuparon el asiento.

Es curioso constatar que algunos pasajeros, quienes nos son tan queridos se acomodan en vagones distintos al nuestro. Por lo tanto, se nos obliga hacer el trayecto separados de ellos. Desde luego, no se nos impide que durante el viaje, recorramos con dificultad nuestro vagón y lleguemos a ellos, pero lamentablemente, ya no podremos sentarnos a su lado pues habrá otra persona ocupando el asiento.

No importa, el viaje se hace de este modo; lleno de desafíos, sueños, fantasías, esperas y despedidas... pero jamás regresos.

Entonces, hagamos este viaje de la mejor manera posible. Tratemos de relacionarnos bien con todos los pasajeros, buscando en cada uno, lo que tengan de mejor.

Recordemos siempre que en algún momento del trayecto, ellos podrán titubear y probablemente precisaremos entenderlos ya que nosotros también muchas veces titubearemos, y habrá alguien que nos comprenda.

El gran misterio, al fin, es que no sabremos jamás en qué estación bajaremos, mucho menos donde bajarán nuestros compañeros, ni siquiera el que está sentado en el asiento de al lado.

Me quedo pensando si cuando baje del tren, sentiré nostalgia.

Creo que sí. Separarme de algunos amigos de los que me hice en el viaje será dolorido. Dejar a que mis hijos sigan solitos, será muy triste. Pero me afierro a la esperanza de que, en algún momento, llegaré a la estación principal y tendré la gran emoción de verlos llegar con un equipaje que no tenían cuando embarcaron.

Lo que me hará feliz, será pensar que colaboré con que el equipaje creciera y se hiciera valiosa.

Hagamos con que nuestra estadía en este tren sea tranquila, que haya valido la pena. Hagamos tanto, para que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío, deje añoranza y lindos recuerdos a los que en el viaje permanezcan.


Un abrazo mágico y azul...me ha gustado mucho esa imagen...esas alas para volar esperando que llegue el momento de fluir con el viento, con el vaivén de la vida...

alvaro dijo...

...creo... que hay mas de un tren... infinitos...y que en determinados momentos nos subimos en uno que nos llevara a una estacion y esperaremos a que pase el siguiente...
...quizas...a veces no sabemos cual es el indicado... el que nuestro ser interno nos pide... no vemos con claridad el destino ni el asiento... pero lo que si sabemos en que tren no queremos subir... teniendo eso claro... podemos cargar cualquier mochila...
...nos lleve donde nos lleve...
abrazos largos...
paz y calma...

Arteneus... dijo...

De acuerdo totalmente con alvaro...

¡¡y no dejes de batir tus alas sandra...!! los trenes a los que tienes que subir llegarán...tus alas te lo mostrarán, no lo dudes...vuela siempre con esa paz que te caracteriza...

un abrazo envuelto en calma...

Sandra dijo...

....ayyyyyyyyyyyy.....gracias....vuestros comentarios son lindísimos....os los agradezco muxo...un beso y un abrazo...uno mágico y azulcielo, otro largo largo y lindo..., otro envuelto de de calma, y el ultimo un pelin más cercano...je
Un besote.